Los asesinos más jóvenes de la historia parte 2

 por Alejandro Rico

Como vimos en la primera parte, en el mundo no solo adultos, son los principales involucrados en los crímenes más atroces, también los más jóvenes han sido partícipes de la violencia. Los abusos hacia estos menores, generan estragos en su cabeza, lo que hace que no todo sea su culpa, los padres son responsables de la crianza y su comportamiento se verá reflejado a futuro, y en los peores casos, llegara a esto. Estos son los asesinos más jóvenes de la historia, parte dos.

Mary Bell

Una niña de 11 años, que a su corta edad asesinó a Martin Brown de 4 años de edad y Brian Howe de 3 años. Martin era vecino de Mary, por lo que fue fácil llevarlo a una cabaña, donde lo estranguló y golpeó con un objeto, el 25 de mayo de 1968, justo antes de cumplir los 11 años. Le contó a su amiga Norma Bell y juntos se adentraron a una guardería para dejar un mensaje escrito que decía: “yo asesiné, así que tal vez vuelva”. La policía no creía que la amenaza de dos niñas fuera verdad por lo que no se lo tomaron en serio, así que no eran sospechosas de nada. Más tarde Mary se uniría a la brigada que buscaba al pequeño, mientras Bell le comentaba a los padres del niño sobre un lugar en donde este se podría encontrar, lo que para ellos era imposible, pues a su hijo no le gustaba ir a ese lugar que Mary señalaba.

Días después se encontraría el cuerpo del pequeño en el lugar que Bell había sugerido a los padres de Martin, sin embargo nada apuntaba a que ella fuese la culpable, pero las sospechas la empezaron a señalar en el funeral del pequeño cuando esta se presentó con su amiga, pues la niña preguntaba a los familiares de Martin, a diestra y siniestra, si la partida de Martin les dolía, si lo sentían, si lo extrañaban, lo que parecía muy extraño, pues ya se había dictaminado que el menor había sido víctima de un “huidizo asesino”. Días después, ocurriría el asesinato del segundo niño, Brian.

El niño fue brutalmente asesinado. Algunos policías declararon no haber visto algo igual nunca, pues Howe fue golpeado con una piedra y estrangulado, sus genitales habían sido mutilados y le faltaban varios mechones de cabello; rápidamente las sospechas cayeron sobre Bell, pues el estómago del niño había sido marcado con unas tijeras con las iniciales M.B, que después fueron clave en el juicio. Las dos amigas terminaron culpándose una a la otra, pero después de la presión de varios interrogatorios, Mary confesó haberlo hecho únicamente por el placer y la emoción de matar, si bien no mostró ningún tipo de arrepentimiento.

La joven de rostro angelical exhibía un caso claro de psicopatía, según se apreció en el análisis psicológico. Se mantuvo impasible y fría durante el juicio en el que se le encontró culpable y fue condenada a cadena perpetua, Mery también declaró que le gustaba herir a los seres vivos, animales y personas que eran mucho más débiles que ella, a los que no se pueden defender, mientras tanto, su amiga fue liberada, ya que solo había presenciado el asesinato, pero fue enviada a un psiquiátrico en el que pasó algunos años, y una vez que salió, no se supo más de ella. Al igual que en algunos casos, la vida de Mary no fue la mejor, Nacida en 1957, se crió en los bajos fondos de Newcastle, su madre no la quería, no supo quien había sido su padre, siendo su mamá una trabajadora sexual a sus 16 años, incluso durante el embarazo, se golpeaba en el estómago y fingía caerse para librarse. Pero pese a sus intentos nació.

Durante sus primeros años la maltrataba, incluso intento asesinarla varias veces, poniendo como excusa que la niña se accidentaba; a la edad de 4 años su madre la introdujo en su negocio, desde siendo testigo de cómo su Betty tenía relaciones con sus clientes, hasta introducirla en el mundo de la prostitución. A la edad de 8 años su mamá trató de vender su virginidad, continuando así con los abusos, e incluso fue víctima de la misma, quien realizaba actos pervertidos con ella y sus clientes; nunca, en su corta vida, había conocido el amor, los abrazos en su casa no existían, los “te quiero” nunca se escuchaban y por el contrario los golpes, abusos sexuales, groserías, drogas y comida putrefacta eran cosa de todos los días.

En los siguientes años, la joven centró la atención mediática. En el estricto reformatorio su carácter pareció templarse, salvo cuando la visitaba su madre, pero entrada en la adolescencia fue trasladada a una prisión que removió su mala conducta. En septiembre de 1977, Mary escapó brevemente de la prisión abierta de Moor Court, lo que le situó de nuevo en la portada de todos los tabloides.

Fue liberada a los 23 años de edad, tiempo después comenzó a trabajar en una escuela, atendiendo a niños pequeños, hasta que se descubrió su pasado y la corrieron; en el año de 1998 quedó embarazada, así que acudió al Tribunal Supremo para que la mantuvieran en el anonimato a ella y a su hija, lo cual se hizo cumplir, bajo una orden que después se aplicaría en exconvictos llamada “orden Mary Bell”; tiempo después eso se extendería hacia su nieto cuando nació en 2009. En una entrevista al Daily Mail, June Richardson, madre de Brian Howe, declaró: “Todo el mundo habla sobre ella, y ella mantiene que debe de ser protegida. Como víctimas, no tenemos el mismo derecho que los asesinos”.

Robert Thompson y Jon Venables

Dos niños de 10 años de edad, que asesinaron a James Bulger, un niño de 2 años en Merseyside, Reino Unido, en 1993. Denise, la mamá del pequeño James, fue al centro comercial, más específico, a la carnicería, ya que quería surtir su despensa. Ese día Robert y Jon decidieron faltar a clases para dirigirse al centro comercial, donde se encontraron al pequeño de 2 años. Solo un descuido de 3 minutos, mientras su madre le prestaba atención al carnicero, fueron suficientes para que estos dos se llevaran a James. Varios de los testigos no notaron que el niño estaba siendo secuestrado, la madre al darse cuenta que su hijo no se encontraba por ningún lado, aviso a seguridad.

En las cámaras todo parecía normal, mientras que otros testigos afirman ver incomodo al niño, siendo arrastrado por estos dos, "Me pareció que el más pequeño quería huir", explicaba uno de los testigos, pero a pesar de las circunstancias nadie intervino, ninguno de los 38 testigos que los vieron pasar. Caminaron durante cuatro kilómetros, arrastrando al pequeño James que llamaba a su madre mientras lloraba, hasta llegar a un lugar junto a las vías del tren, fue entonces que el maltrato comenzó.

Lo primero que hicieron con James fue pintarle el cuerpo de verde para después comenzar a maltratarlo físicamente. Le lanzaron numerosos ladrillos que había cerca de las vías del tren. Robert lo pateó a medida de dejarle marcada la cara, la agonía parecía no tener fin. El abuso continuaba, pisotearon sus manos y dedos, lo desnudaron y abusaron sexualmente de él. Para salir de toda sospecha, los niños arrojaron el cuerpo a las vías del tren, para que pensaran que lo había atropellado. La ciudad se había paralizado por la búsqueda de James, mientras, 4 días después, su cadáver había sido encontrado en las vías del tren partido a la mitad.

Los asesinos ya habían sido identificados, por lo que los padres del menor se dieron cuenta de que eran dos niños los culpables de este asesinato por las imágenes que habían sido mostradas por la televisión, aunque lo que ayudó en realidad, fue la maestra de estos dos. Ella reconoció la vestimenta de uno de ellos, y se percató de que ese día ninguno de los dos había asistido a clases, por lo que se dirigió a la estación de policías para declarar que eran sus alumnos y que tan solo tenían 10 años.

Al ser detenidos, el primero en confesar fue Jon Venables: “Yo lo maté. ¿Qué le dirán a su mamá? ¿Le pueden decir que lo siento?”. Se mostraba inquieto y gritaba histéricamente que quería quitarse la ropa porque olía al bebé muerto. Robert Thompson, en cambio, fue frío. Negó todo con vehemencia, pero se delató dando detalles de lo que llevaba puesto James Bulger esa tarde. Thompson, impasible, preguntó si habían llevado al pequeño al hospital “para revivirlo”. La prensa lo bautizó como “el chico que no llora”. En ese entonces se convirtió en el pequeño más odiado por la opinión pública de su país. Según los inculpados, habían sido inspirados por la tercera secuela de “Chucky, el Muñeco asesino” que habían visto poco antes. Se demostró que los muchachos eran conscientes de sus actos y no presentaban alguna enfermedad mental, según contaron a las autoridades, días antes intentaron matar a otro pequeño, aunque aquella vez la madre llegó a tiempo.

La pena que se les impuso fue permanecer en la cárcel hasta la mayoría de edad. Una vez cumplidos los dieciocho estuvieron otros diez años más entre rejas. Sin embargo, la madre de James, Denise Fergus, no estuvo de acuerdo con esta decisión. “No hablo de la pena de muerte, pero creo que van a morir porque hay personas que van a matarlos”, declaró al periódico británico Daily Mail. Recibieron una nueva identidad y se les prohibió volver a Liverpool. Tras la condena, Robert nunca más ha vuelto a delinquir, pero Venables volvió a prisión en 2010 y 2017 por posesión y distribución de abundante material pornográfico infantil y por crear un manual para pederastas.

Al igual que en anteriores casos, no tuvieron la mejor vida, haciendo amigos por las situaciones similares que estos vivían, lo que hizo que se entendieran perfectamente, entre ambos encontraron esa comprensión que en sus hogares no recibían; La vida de los dos niños era un drama real. Violencia familiar, hermanos con problemas de aprendizaje, adicciones al alcohol, abandonos y divorcios eran comunes en las vidas de ambos. Sufrieron maltrato físico y psicológico por parte de sus progenitores y, cuando se conocieron, estaban aislados del mundo. Era como si hubiesen aprendido a desconectarse emocionalmente, faltaban continuamente a clases, además de no destacar como estudiantes, más el abuso los hizo inseparables.

Carl Newton Mahan

A finales de octubre de 1929, Estado Unidos fue golpeado brutalmente, la Bolsa de Nueva York se hundió estrepitosa e inesperadamente, la más importante del mundo, este hecho se conoce con el nombre “Crack del 29” o “Jueves Negro”, lo que se conocería tambien, como el inicio de la Gran Depresión. Esto traería muy malas noticias, sobre todo para las personas de bajos recursos, pero fue este suceso lo que motivó a dos niños, Carl y Cecil, dos mejores amigos de la ciudad de Paintsville, Kentucky, a buscar pedazos de chatarra para vender, ya que las personas buscaban cómo sobrevivir y ellos no se iban a quedar atrás, pero más tarde, este suceso se convertiría en una tragedia.

Carl de tan solo 6 años, asesinaría a Cecil Van Hoose, con una escopeta el 18 de mayo de 1929. Carl había encontrado un trozo de hierro, pero su amigo al ver esto, lo abofeteó y se lo quitó de las manos, con la intención de quedarse con él, la respuesta de Carl, fue correr a su casa, donde se subió a una silla, tomó el arma que su padre sostenía sobre la puerta y regresó a Cecil. Cuando vio a su amigo, gritó: "¡Ahora te voy a disparar!" Luego apretó el gatillo y Cecil murió, así Carl se convirtió en uno de los asesinos más jóvenes de la historia. Mahan fue llevado a juicio días después, donde explicó lo que había sucedido; pasaron 30 minutos y el jurado dio un veredicto, decidieron acusarlo de homicidio involuntario y lo condenaron a 15 años para pasar en una institución juvenil.

Carl pudo regresar a casa después de que su padre pagara 500 dólares junto con la ayuda de amigos y familiares, mientras las opiniones se dividían entre apoyar a la familia de Carl y quienes alegaban que la sentencia era muy leve. Finalmente, un juez emitió una orden judicial, un esquema procesal para la protección de los derechos, en el que se le ordenó no enviar al pequeño Carl a una institución juvenil, el niño finalmente fue libre de irse a casa. Poco se sabe de la vida de Carl Newton Mahan después del juicio, solo que llegó a casa, se mudó al condado de Jefferson y murió en 1958 a los 35 años. En los 71 años transcurridos desde el caso de Paintsville, los estados han creado códigos de delitos juveniles extensos y complejos.

Los psicólogos han creado una industria a partir del estudio de delincuentes infantiles. Aún así, los niños expertos y psicólogos no están de acuerdo sobre si el tirador de 6 años es un asesino o una víctima. Reconocen el impacto que la angustia emocional y física puede tener en las acciones de un niño, pero el concepto de responsabilidad penal ha cambiado desde la década de 1920, dijo Robert Lilly, profesor de sociología en la Universidad del Norte de Kentucky. "La idea de responsabilizar a alguien más por el comportamiento criminal no estaba muy desarrollada hace 71 años", dijo Lilly "los niños eran vistos mucho más como adultos entonces", entonces, si un niño lo hizo, él era responsable, los padres no serían culpables por las acciones de un niño en los Estados Unidos de 1929.


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